1999. Artículo escrito para la revista Nueva Sociedad No. 161, mayo-junio, "Memoria, impunidad y derechos humanos".
Con frecuencia, se considera al Ecuador como reacio al ajuste neoliberal. Los organismos multilatelares lo incluyen en su lista de países rezagados. Las sucesivas reacciones sociales y la falta de coherencia de las elites dominantes, que han limitado una aplicación rigurosa y más completa del modelo, podrían explicar estas apreciaciones. A pesar de estas visiones, muchas veces interesadas, la economía ecuatoriana ha sido ajustada una y otra vez. Y avanza, en consecuencia, a la constitución de un remozado régimen social de acumulación «pasadista»: ha consolidado su tradicional papel primario-exportador, en el que predominan las explotaciones de elevada renta diferencial, que ofrece la naturaleza, más que aquellas impulsadas por el esfuerzo de sus habitantes.
Desde principios de los años 80 y con diversos grados de coherencia e intensidad, en Ecuador se adoptó una concepción aperturista y liberalizadora, con la cual se buscó –y se busca aún– recuperar los equilibrios macroeconómicos, suponiendo que desde su estabilización se podría retomar en forma espontánea la senda del crecimiento y la distribución de los ingresos. Todo ello sustentó un manejo que, en nombre de «la» ciencia económica, condujo a la aceptación de una lógica que ajusta al país de acuerdo a las necesidades del capitalismo mundializado y lo desajusta en términos de lo que pudo haber sido un desarrollo más equilibrado. El conocimiento de esta lógica –la neoliberal– nos permitirá comprender de mejor manera los resultados de estos largos años de sucesivos y acumulativos ajustes y desajustes.
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