2001. Artículo en coautoría con Eduardo Gudynas, para la revista Quehacer Nº 181, enero-marzo Lima, DESCO.

La idea del “buen vivir” se está difundiendo en toda América Latina. Es un concepto en construcción que aspira ir más allá del desarrollo convencional, y se basa en una sociedad donde conviven los seres humanos entre sí y con la naturaleza. Se nutre desde ámbitos muy diversos, desde la reflexión intelectual a las prácticas ciudadanas, desde las tradiciones indígenas a la academia alternativa.
En buena medida, el buen vivir es una reacción y también una mirada al futuro. En el primer caso, es una respuesta a las limitaciones y contradicciones de las ideas y aplicaciones contemporáneas del desarrollo. En el segundo, aglutina diversas miradas que desean dejar atrás ese desarrollo convencional y están ensayando nuevas perspectivas enmarcadas en otro tipo de valoraciones de la sociedad y el ambiente.
De esta manera, el buen vivir ha logrado una gran visibilidad en algunos países andinos, y desde estos se está difundiendo a todo el continente. En el Ecuador se le expresa como buen vivir o sumak kawsay en kichwa, mientras que en Bolivia se le invoca como vivir bien, suma qamaña en aimara, ñandareko en guaraní y sumak kawsay en quechua.
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