1996. Artículo escrito para la revista Nueva Sociedad No. 146, noviembre-diciembre, "La Educación y el Cambio Social".
Ecuador es un país pródigo en populismos y populistas, así como en analistas del tema. Desde los años 30 y 40, el populismo empezó su marcha por estas tierras. José María Velasco Ibarra, cinco veces presidente de la República, inició el desfile en la década de los treinta, en el que han participado otros personajes de menor repercusión a nivel internacional, como Asaad Bucaram Elhmalin y Carlos Guevara Moreno. En este listado aparece también Jaime Roldós Aguilera, el primer presidente del actual período democrático, el más largo que registra la historia ecuatoriana: 1979-1996.
Luego de haber asistido a varias «agonías» provocadas por la novelería de algunos tratadistas, que ansiaban ver a como dé lugar la llegada de «la modernidad» (Fernández/Ortiz), el populismo –en términos amplios, sin complicarlo con el prefijo neo– mantendría su vigencia, al menos como discurso político, contradiciendo también a quienes sostienen que «el debate sobre populismo se encuentra conceptualmente agotado» (Menéndez-Carrión 1992).
Ahora, después del triunfo electoral de Abdalá Bucaram Ortiz, su máximo cultor (no el único), y curiosamente en medio de un mundo atravesado por el neoliberalismo, recobra fuerza el populismo en tanto posibilidad permanente o al menos recurrente.
Vistas así las cosas, el fenómeno «populista», con sus nuevas lógicas sociales, constituye un elemento sin el cual no se podría analizar la realidad ecuatoriana. Carlos de la Torre asegura que «es importante entender el populismo como parte constitutiva de nuestra modernidad». Lo que ahora nos interesa saber es cuál será la práctica gubernamental de Bucaram. Si aceptamos que en el Ecuador el populismo no es una pieza de museo, al menos cuando se trata de una estrategia política para acceder al poder, la pregunta es si podremos definir como populista la gestión del bucaramismo: ¿dos cosas diferentes? Y aun cuando es temprano para anticipar criterios básicos sobre lo que será su gobierno, partiendo de algunos indicios, más o menos sólidos, me atrevo a elaborar un marco referencial que nos permite avizorar lo que podría suceder. Pero antes, recuperemos algunos rasgos del nuevo presidente ecuatoriano y de su lucha por el poder.
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